Como me gustan las bodas en la Sierra!!!! A ese amor, alegría y emoción que se vive en ese día se une un entorno que evoca mis mejores recuerdos de infancia lo que hace aún mas gratificante este trabajo que me apasiona.

Desde la Peña de Francia esta pareja se juró amor eterno, con el cielo de la sierra de Francia como testigo de honor. Raquel llegó en un  SEAT 124 que aún me cuesta creer subiera por esas curvas empinadas. Como buena novia se hizo esperar y Alejandro como un campeón aguantó el chaparrón del cura.
El Santuario de la Peña es un templo muy oscuro por lo que decidimos poner flores blancas y alfombra del mismo color para aportar luminosidad al recinto. La decoración floral corrió a cargo de Diflosal que lo decoró como siempre con un gusto exquisito La ceremonia muy emotiva tuvo sus momentos distendidos gracias a las ocurrencias del párroco, lo que hizo que que los asistentes se relajaran.

 
Los conos que realizamos para el confeti y los pétalos estaban personalizados con parte de la caricatura que les hicieron para la invitación de la boda.

Después de la ceremonia bajamos todos a La Abadía de los Templarios donde se celebró el cóctel, el banquete y el baile. Ni que decir tienen que todo salió perfecto ya que si hay un sitio donde se preocupan de que te vayas satisfecho sin duda es este.





Para la decoración de los centros de mesa tuvimos la suerte de contar con ramas de olivo recién cortadas que mezclamos con paniculata blanca. Cada uno de los comensales tuvo una tarjeta de agradecimiento escrita a mano y totalmente individualizada.

Ya en el baile que abrieron con una Bachata muy bien bailada realizamos otro photocall mas divertido así como un Candy Bar.


La fiesta fue muy animada y el novio termino muy a su pesar en la piscina. Eso si a la novia la pudimos rescatar a tiempo.